Cyrille Aimée, vocalista, fue criada principalmente en Francia por una familia franco-dominicana. Como niña curiosa en Samois-sur-Seine, salía furtivamente por la ventana de su dormitorio para pasear por los campamentos gitanos cercanos, que estaban llenos por los asistentes al festival anual Django Reinhardt. Rápidamente se enamoró de la música gitana y su estilo de vida; años más tarde cantaría en las calles con músicos amigos suyos mientras viajaba por toda Europa. Mientras se encontraba en medio de una de esas odiseas, se encontró en el Festival de Jazz de Montreux, donde ganó el primer premio en la competencia vocal, que incluyó el financiamiento de su primer álbum.

Ahora llega con Let's Get Lost, el segundo álbum de Cyrille Aimée para Mack Avenue Records, que saca a la luz un lado diferente de la radiante cantante. Después de dos años deslumbrando al público en todo el mundo con el alegre repertorio de It's A Good Day, Aimée reflexiona sobre su crecimiento musical y personal, contándonos la historia de un amor que nace y que llega a florecer. Acompañado por dos guitarristas, Adrien Moignard y Michael Valeanu, así como una sección rítmica australiana (compuesta por el bajista Sam Anning y el baterista Raj Jayaweera) que están tan unidos que son casi la misma persona, la cantante agrega toques pensativos a su rostro habitual y revela una profundidad agridulce que hará a los oyentes soñar despiertos por unos instantes.

Let's Get Lost habla del amor en tres idiomas diferentes, referencias de gran alcance, temas viejos y originales, que con todo conservan una identidad distinta, como la hierba del verano con el sol de la tardecer. Aimée y su banda pasan con confianza de una región musical a la siguiente, y los arreglos de guitarra de Valeanu siempre subrayan el significado de cada palabra de manera incontrolada y sutil. "Este álbum le debe mucho", afirma Aimée con firmeza. Moignard está lleno de fanfarronería y humor, y la producción Fab Dupont y el sentido de la forma traen cada refinamiento a la vanguardia. "Fab nos ayudó a pasar de ser una banda en vivo a realmente dar forma a las canciones para el estudio." Con un equipo fuerte cohesión y un momento vertiginoso, Cyrille Aimée nos lleva en un paseo pensativo y parece que queda mucho por descubrir sobre ella.