Que descanse en paz… ¡pero que lo haga ya! gira en torno al velatorio de uno de los habitantes de un pequeño pueblo donde todos se conocen. En él podremos descubrir la personalidad del difunto a través de las confesiones de los distintos personajes, mediante las cuales saldrán a la luz las infidelidades, envidias y ambiciones que rodean a esta repentina muerte. El inesperado fallecimiento provoca grandes tensiones debido al gran poder adquisitivo del difunto y cuya causa resulta un tanto incierta al principio, pero que podremos dilucidar finalmente. Por tanto, elementos tales como la incógnita, así como los sentimientos más honorables y, por otro lado, los más deshonestos conforman el cóctel que van a encontrar los espectadores en este peculiar velatorio; todo ello aderezado con un ingrediente esencial que no faltará a lo largo de esta representación, la risa