Un hombre entra al zaguán de un tanatorio justo en el momento en el que se va la luz. La oscuridad, el forzado silencio y la incómoda humedad que se respira en el vestíbulo le evoca soliloquio con el que recorre trazos de distintas vidas hasta llegar a la suya propia. Personajes díscolos, cómo no (un tío abuelo con su pareja de almansa, un grupo de adolescentes punkys con moto, una muchacha en la orilla de una carretera...), que provocan situaciones no menos disparatadas. Muchas carcajadas, alguna situación burda superada con habilidad, ternura y humor. Y también preguntas. El espectáculo llena al público de mucha risa, emoción y también preguntas a las que nadie tiene obligación de contestar. Sobre el escenario, se ponen a bailar como pareja la vida y la muerte al ritmo y son que las risas del público marcan. Todas las vidas deberían acabar bailando así. Espectáculo estrenado en AGOSTO de 2016 en CIUDAD RODRIGO y su Feria de Teatro.