Ponte tu mejor peto tejano, cálzate tus botas, ajústate el sombrero y coloca una brizna de hierba entre tus labios. No olvides una buena petaca de licor de destilación casera y haz acopio de ganas de juerga. Eso es lo que ofrecen The Hackensaw Boys, un espectáculo de raíces para que olvides las penurias del día a día y pases un buen rato. Igual que hacían los músicos tradicionales apalaches cuando tocaban sus instrumentos de cuerda en ocasiones sociales, para hacer bailar a sus invitados, antes de que existiera el bluegrass.

 

Originarios de Virginia empezaron su carrera en 1999 con el objetivo de revitalizar los estilos más tradicionales del folklore norteamericano a base de suministrar energía, diversión y desenfreno sin límites. Son un clásico en los numerosos festivales de bluegrass y folk que pueblan el mapa yankee, han hecho de banda de acompañamiento para leyendas como Charlie Louvin y en el prestigioso Bergenfest de Noruega repitieron en dos ediciones seguidas debido al clamor popular. Música nacida hace siglos que se deviene actual gracias a combos como ellos, en el que permanecen impertérritos sus tres miembros originales, Ferd Moyse (violín y voz), David Sickmen (guitarra y voz) y Justin Neuhardt (percusión), completando la banda con diferentes músicos de apego tradicional que completan la experiencia Hackensaw en directo.

 

No los metas en el saco del neo-folk ni del new-bluegrass. Ellos ya estaban aquí antes de que los modernos barbudos descubrieran la mandolina y el violín. Porque hoy en día, es difícil encontrar una banda que no mezcle la tradición con una moderna presentación de cara al "show bussiness". Excepto The Hackensaw Boys. Sus instrumentos de cuerda mezclan antiguas piezas con entretenidas composiciones originales, con arreglos instrumentales propios de 1930, música del Delta, una profunda sensibilidad por las raíces, un colorido elenco de voces y músicos, y mucho sentido del humor.