PEPE LUIS CARMONA HABICHUELA
Desde el refinamiento y la elegancia entiende Pepe Luis Carmona el flamenco y, por eso, su garganta lo cultiva con ánimo de corazón arañado que se niega a perder la delicadeza.
Los dos polos entre los que su arte aletea son ese centro geodésico de poder que es desde remotos siglos el Sacromonte y el atanor musical encarnado en los Madriles por la Plaza de Santa Ana, evocadora de quien, aunque esto se haya en gran medida olvidado, fue durante siglos la santa cristiana por excelencia venerada entre los gitanos. De ahí, de las peleas de dragones registradas entre dichos dos polos, emanan un perfume, una caricia en el oído y un son que puede parecer trazado con mimbres de tecnología punta, pero que tintinea solemne y umbrío desde la Noche de los Tiempos. Ya nada más arrancar la soleá por bulerías que abre el disco bajo las velas de las guitarras de Tomatito y su hijo José, percibe el oído que la substancia con que ha sido amasada navega sobre un plancton venido de muy lejos.
A Mil caminos y un cantaor se asoman iconos generacionales como Josemi Carmona y Paquete, vástagos novísimos como Carlos Carmona Habichuelay banderilleros de excepción como Maca, José María Cortina, Kostan González o Bandolero. Hay ricos enjoyados por alegrías y tientos, melismas refrescados del jardín de La Barbería del Sur y lamentos entroncados a las dinastías de vara, galgo y tabanco. Flamencos y melómanos...
¡No dejen de hacer un alto en su ruta para abrir esta caja de música llena de exquisiteces!