Obra programada para las jornadas contra la violencia de genero organizadas por el Centro de la Mujer de Los Yébenes, Concejalía de Bienestar Social.

 

SINOPSIS:

 

Dos hermanas, Lucía y Mercedes, buscan la felicidad, cada una a su manera. Mercedes huye de una vida que le fue impuesta por un padre demasiado controlador. Lucía se aferra a los retazos de una felicidad que se le escurre como arena entre los dedos.

Las dos viajan a un balneario para romper sus rutinas y resituar su posición ante la vida, decidida a romper con todo la una, y a resistir la otra, pero el destino que tejió su padre sigue ejerciendo su poder sobre ellas. La aparición de una amiga de la infancia, destrozada por su fallida relación de pareja, hace aflorar la distinta concepción vital de las hermanas y las enfrenta en un brutal duelo de reproches y acusaciones que las conduce a un punto sin retorno.

 

LA OBRA:

 

El texto bucea en la idea de que el tipo de trato que recibimos en unos primeros años modela la personalidad, y esta, a su vez, condiciona las relaciones que establecemos con los demás. Este círculo vicioso de actitudes y demandas llega a convertirse, en personajes como Lucía, en una especie de destino, más bien una maldición, que la lleva a replicar las conductas de las que se empapó en su infancia, conductas que entiende como la única normalidad posible en una relación amorosa, y que terminan en una trágica denigración de sí misma y en absoluta abducción por parte de otras personalidades inquietantes: los depredadores.

Mercedes es una triunfadora psiquiatra con una reconocida posición en la comunidad médica. Inteligente y acostumbrada a gestionar, siente, sin embargo, que toda su vida carece de sentidos, ya que los auténticos motivos que la manejan han escapado siempre a su control. Además, el dominio que ejerce sobre su entorno no le resulta suficiente para sentirse feliz y ha decidido dar un salto hacia adelante, deshaciendo la madeja de relaciones en la que se halla envuelta. Todas menos una, la que le une a su hermana, que siempre le fue sumisa, pero a la que ahora ve perdida en manos de un hombre aún más controlador que ella misma. El motivo de Mercedes para acudir con Lucía a un balneario es, pues, volver a seducirla, recuperar el control sobre ella para arrastrarla en su huida, para seguir teniendo la seguridad que le ofrece una voluntad dócil a la que someter. Pero, para ello, primero ha de arrancarla de la férrea prisión que ha establecido para ella su marido, Alberto.

Ana, amiga de la infancia de Lucía, desbordaba encanto, dotada de una personalidad magnética. Sin embargo, se dejó arrastrar a una oscura relación con Héctor, un hombre dominante y posesivo, que después de exprimirla la abandonó, con lo que acabó por destruirla. Su presencia en el balneario, como una sombra de lo que fue, funciona como el detonante para que Lucía y Mercedes enfrenten sus dos visiones opuestas de la misma realidad.

La entrega, la resignación, la búsqueda de excusas por parte de Lucía, la han convertido en un blanco fácil, primero para su padre y luego para su hermana. Pero la verdadera lápida de su destino la encuentra Lucía en su marido, Alberto, un acomplejado patológico que ha encontrado en ella el recipiente donde volcar sus inseguridades, donde resarcirse de sus frustraciones. Maltratada hasta el extremo tanto psicológica como físicamente, Lucía se aferra contra toda lógica a la esperanza de recuperar aquel primer momento de su relación, cuando sintió que la felicidad era más que una palabra.

Con un planteamiento hiperrealista y un tratamiento escenográfico impactante, este montaje se mete en el corazón y en el estómago del espectador, que difícilmente podrá olvidar la veracidad de unos personajes creados a medida de una realidad tan vergonzante como siniestra.