Estamos a la luz. Y si no es así, la buscamos. Y que suerte, en el flamenco la encontramos.

El flamenco nos da claridad. Es un aire, un respiro, una pausa. Nos es un fulgor que nos impregna de luz por fuera y nos calienta por dentro, cada célula y cada pedacito de nuestro alma. 

Es el arte incandescente al que agarrarnos, el que no se apaga, el que nunca muere. Y a su luz y su calor pretendemos quedarnos.

El cante en vivo de Mónica Núñez y Jose Hernández, las guitarras de Carlos Sánchez y Antonio León, la percusión de Dani Peña y la dirección artística de la bailaora Lucía Serrano capitanean esta aventura que es más que una gala de escuela. La música en vivo de principio a fin del espectáculo es la que alumbra tanto al alumnado de baile, como al de guitarra y percusión. Un recorrido por diferentes palos del flamenco, unos tradicionales y más escuchados, otros cantes más antiguos rescatados, alguno en el que se investigan nuevas formas.. Una experiencia flamenca colectiva en la que ojalá, consigamos expandir luz y calor con la emoción.