MUCHO MÁS QUE UNA SORPRENDENTE COMEDIA

Han sido decenas -me atrevería a decir casi cien- los textos que he visitado en el último

año y medio, buscando una pieza que me "volara la cabeza". He preguntado a amigas,

conocidos, compañeras de profesión, profesores y hasta a familiares. Buscaba una "súper

comedia", entendiendo que después de haber transitado por estos tiempos rarunos -de los

cuales aún no hemos salido- necesitamos aire fresco que nos llene los pulmones de oxígeno para

poder gritar que la vida merece la pena, y que hay que vivirla a pleno pulmón, porque,

simplemente, tenemos mucha suerte de poder hacerlo.

Y a base de visitar tantos textos, leyendo a tantos autoras y autores, en muchas

ocasiones llegaba a lugares comunes y a los golpes de efecto que se repetían una y otra vez,

como premisas fabricadas en serie (La cita, la reunión de amigos, ¡Estamos encerrados!, La

penúltima traición, los vecinos de enfrente, los vecinos de arriba, los vecinos de abajo, ¡Los

vecinos somos nosotros!, etc). El resultado era la inmediata pérdida de sorpresa (cuestión

imperdonable para nuestro teatro), y aunque los diálogos pudieran ser chispeantes o delirantes,

la huella de vacío final dejaba la sensación de haber pasado un buen rato. Poco más. Y aquella

frase maldita de..."Esto ya lo había leído yo antes, no recuerdo dónde."

Por fin llegó GOTERAS, casi por casualidad, cuando ya casi había desistido, y me había

abandonado al "...ya llegará".

Es uno de esos textos que se lee casi sin sentir, que va en un gradiente vertiginoso, y que

cuando parece que no puede ir a más, efectivamente va a mucho más, para servir

magistralmente el plato final a modo de reflexión vital donde todas las piezas encajan