Improvisación en el jazz: el diálogo como necesidad
El rasgo más esencial del jazz es la improvisación.
Y la improvisación es siempre un diálogo que empieza por una escucha atenta entre los músicos.
El músico no puede estar cerrado en sí mismo porque no está solo, tiene que estar abierto a los que están tocando con él.
No sabe lo que va a pasar a su alrededor.
Si no dialoga, se pierde y deja de tener sentido cualquier cosa que toca.
Cada uno debe estar atento a lo que el otro quiere decirle con la música que está creando en ese momento y así poder responder musicalmente.
Al principio, el diálogo se mantiene, podríamos decir, en el ámbito de la música, pero puede hablarse también un diálogo «metamusical», de persona a persona, en el que cada una se expresa.
Músicos con vidas muy diferentes empiezan a entenderse con el tiempo haciendo música juntos, sacando lo que cada uno lleva dentro por eso el jazz es diálogo.