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Plaza Antonio María Segovia S/N - Madrid (MADRID) (Ver mapa) (Buscar alojamiento)
08/11/2024 20:30
Entradas disponibles
desde 1,00 €
Sobre L´Beel:
Independiente, de barrio, humilde, capaz de buscarse lo suyo… rasgos que pueden atribuírsele a L’Beel (Latifa Belfakir), uno de los valores en alza de la música urbana de Barcelona, a la que ella pone referencias árabes y flamencas. En Cruce de miradas, su último single, resume sus bases musicales: un canto al amor roto, melancólico y radiante en forma de flamenco pop y producción de aroma árabe aportada por Lost Twin. Como tantos músicos urbanos, esta intersección de músicas define su trayectoria, como ella misma reconoce. “A lo largo de mi vida he escuchado tanta música distinta que, naturalmente, se ha mezclado todo”. La que escuchó en su casa con sus padres, en Marruecos con su familia, en Barcelona con sus amigas, en las calles…En 2023 actuó en el Sónar junto a La Blackie y Kitty110, después de estrenar un EP titulado Mis Niñas, una mezcla de pop urbano que se adentra en los conceptos de la amistad y la sororidad. Siempre tuvo claro que se dedicaría a la música, aunque tuvo que sortear, como cualquier debutante, miedos, inseguridades, dudas. “Soy una persona que se piensa demasiado las cosas”, ha señalado. Este año inaugura una nueva etapa sonora con singles como Castigo o El Arrepentido, producciones muy pulidas y un tanto introspectivas que la acompañan en sus últimos conciertos. Su proyecto, ha declarado, consiste en reflejar una realidad, en la que se filtran sus sentimientos y sus estados de ánimo, en el que cuenta con referentes como Lartiste, L’Algérino, Nancy Ajram y Sherine, entre otros.
Sobre Orovega:
Orovega (Claudia Vega, 1996) siempre lleva oro. Cadenas, pendientes, anillos… “Es un metal que muchas culturas consideran sagrado y que ha marcado la historia de la humanidad”, ha explicado. Oro es la primera palabra de su nombre artístico. La segunda, Vega, proviene de su familia paterna. Es sobrina de Antonio Vega y Nacho García Vega (Nacha Pop), aunque aclara: “Mi andadura la he hecho por mi cuenta. No he tenido más facilidades por ser sobrina de nadie”. Por parte materna, es nieta de judíos sefardíes, emigrados de Marruecos a España en los años setenta. De modo que ahí se encuentra, en sus orígenes, parte de su proyecto musical. De un mestizaje, que se ancla en su infancia y en sus diversas residencias (Londres, Seúl, Francia, España). A los 8 años ya cantaba en familia y un maestro la llamaba en clase “la guitarra con patas”.
A los 12 años empezó a componer. Devanando el hilo de la música ha ido trenzando sonidos pop, urbanos, flamencos y árabes, como apuntan los títulos de algunos de sus temas, que canta en inglés, francés y español (Reina Mora, Tánger y Máster & Margaritas). “Con mi música intento aportarle a la cultura que es la que me ha dado a mí todo”, ha declarado. La reunión de estas inclinaciones musicales las plasmó en su primer disco, Cantes de amor y muerte, algunos de cuyos temas compuso durante la pandemia, que pasó en Cala de Mijas, junto al cantaor Al-Blanco. Nostálgicas, íntimas, tristes, a veces con alusiones a su salud física y mental, las canciones “juegan con esa dualidad de lo que es bello y lo que te puede hacer daño”. A día de hoy, lo único que de verdad le interesa, confiesa, es el arte.
Duración: 90 min
#nota Los mayores de 0 meses deben tener su propia entrada para acceder al recinto.