Sin red. Marilen Ribot: CORAZA ABIERTA
En Japón existe un arte centenario llamado kintsugi. Cuando una pieza de cerámica se rompe, la reparan con resina y polvo de oro. Así se convierte en un objeto único, dotado de una nueva estética y un nuevo valor. Gracias a este proceso de reparación y transformación, las cicatrices se transmutan en belleza. Los seres humanos actuamos a la inversa: muy a menudo, para no sufrir, evitamos mostrar nuestras cicatrices escondiéndonos tras una coraza. Este espectáculo nos invita a abrazar nuestras heridas y sufrimientos para aceptarlos y embellecerlos. Una reflexión sobre la resiliencia y la fuerza de voluntad. Un empuje a mirarnos por dentro y a definir nuestras grietas emocionales y físicas para seguir creciendo y evolucionando.