Todo es posible en manos de cuatro músicos con flexibilidad de clowns para dar vida a un espectáculo de percusiones que no ensordecen, sino extasían y divierten. Otro acierto de Yllana en su 30 cumpleaños —esta vez en coproducción con Töthem— que suma magistralmente a su ya largo repertorio, enfocando el humor con especial tributo al familiar con revoltijo de risas para los niños de 0 a 90 como solían festejarse antaño. Y de los maestros del cine mudo o del circo callejero mucho han aprendido estas producciones que no cesan de sorprender afianzando nuevas posibilidades escénicas.

Aquí, sin duda, dan ganas de jugar al Un, Dos, TRASH, porque no han de faltar chavales que al llegar a casa se instalen en el insólito musical que pueden crear con cualquier cosa que tengan a mano, sin necesidad de recurrir a ninguna adquisición en grandes almacenes. Todo vale, como en el origen de la historia de la música, ya que los primitivos objetos de andar por casa aportaron musicalidad mucho antes de que se construyeran instrumentos musicales, y lo que aquí se demuestra es la infinita posibilidad de matices que a veces se unen como una gran orquesta para interpretar el Mambo de Pérez Prado o el We will rock you de Queen con excelentes voces que hacen partícipes a los entusiastas espectadores. De pronto bajan unas lámparas con un foquillo que iluminará las manos de los artistas. Solo sus manos para dar paso a un toque de flamenco y mucho más que, como en otros cuadros, se anima a participar al público, que en todos los casos responde con creciente complicidad.

La sala llena se deja cautivar por la simpatía del cuarteto y la alegría que en todo momento desprende el espectáculo. Y como si todo esto fuera poco, TRASH no deja indiferente al unir imaginación con mensaje ecológico, comprometido con una nueva comunidad que se rinde a la creatividad antes que al ciego consumo. La felicidad a la vuelta de la esquina, donde el contenedor boca abajo y con los ritmos que surjan de nuestro interior, festejándonos para componer antiguas y nuevas melodías… Lo clásico en lo contemporáneo. El pasado bañado de futuro. En medio de tanta tecnología, atropellándonos ciegos de móviles en mano, nos cautiva un chasquido de dedos, un batir de palmas, algunos ecos que brotan de las bocas, el rebote de pelotas o el infinito baile al son de tambores que no vienen de ninguna película… sino de nosotros mismos. De sorpresa en sorpresa, TRASH es un espectáculo con menos gags de teatro gestual que otras veces, con un humor en ligeras ráfagas, a favor de una concentración de aciertos musicales que hacen del asombro emocional una nueva estrategia para crear espectáculos singulares, donde los artistas se echan al monte a buscar renovadas fantasías para que el arte brote de la vida cotidiana